Recordemos la postura guerrera del nuevo presidente de la Academia de Cine

Eduardo Campoy —productor de La niña de tus ojos de Fernando Trueba, El amante bilingüe de Vicente Aranda o la estupenda La teta y la luna de Bigas Luna— es el nuevo presidente provisional de la Academia. Sólo recordemos que Campoy presidió la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España (FAPAE) entre 1999 y 2003 y, tras la polémica gala de los Premios Goya protagonizada en 2003 por el No a la guerra de Irak, pidió, a título personal, la dimisión de la entonces presidenta de la Academia del Cine, Marisa Paredes. Yo pido, también a título personal, No a Campoy.

Como afirmaba Marisa: "La barbarie nunca deja de pasar, siempre hay una guerra. Yo creo que hay unos intereses importantísimos, que son la venta de armas y la ambición de poder, que no permiten que el hombre deje de ser un lobo para el hombre. Afortunadamente, todos los que vivimos el arte nunca podremos estar de acuerdo con esto, porque el ser humano tendría que estar por encima de todos los intereses. El arte nos redime de una cierta complicidad que todos sentimos, porque el horror de ahora es que la televisión hace de la guerra un espectáculo y, a la vez que informa, te hacen sentir cómplice. El arte debería estar siempre al margen, aunque el poder intente congraciarse con él, para parecer humano".