Soñar ser estrella del electro-latino y que el mismísimo Dios nos llamara. Recreando personajes y hechos, la parodia es una sátira que invita a la ironía y reflexión. Cuando es moderna, no se burla de lo parodiado sino que busca la inteligencia ante los sucesos. Bajo una aparente falta de respeto en las formas, la parodia utiliza la obra artística para enunciar un nuevo discurso, más renovador. Esa es la apuesta de ‘La llamada’, largo procedente del musical con la misma firma de Javier Calvo y Javier Ambrossi, que de sobras logra sus objetivos.
Las habitaciones abiertas a otras dimensiones son un clásico del cine, ya sean modo ‘Poltergeist’ o salidas del armario a lo ‘Monstruos, S.A.’. En esta ocasión, la pared con la cruz se transforma en una escalera music hall cual bajada de nave espacial, bajo la magnífica foto de Migue Amoedo. Todo es poco, para la llegada de Richard Collins-Moore.
Entre el underground musical de ‘El Calentito’ y la arquitectura trágica de ‘Camino’, esta inteligente y refrescante parodia consigue, además, emocionar, con la sorpresa y la naturalidad, ya del indie, ya de lo naïf —grande la máxima de "lo hacemos y ya vemos"—, para dar una nueva vuelta de tuerca a los subgéneros de nuestro cine, con resultados que agradarían sobremanera al Moretti de ‘Habemus Papam’.
Entre todo un reparto muy bien elegido y dirigido destaca Anna Castillo, cual Renée Zellweger en ‘Chicago’ —en estupendo triángulo pop con Macarena García y Belén Cuesta que haría las delicias de Jean-Marc Vallée—, con una fuerza brutal ante la cámara y el sentimiento, así como Gracia Olayo, brillante en vertebrar con multitud de detalles tanto la trama como su protagonista, Bernarda, magna también Alicia Orozco en su versión teatral.
Con nombres propios como Enrique López Lavigne, Kike Maíllo o José Corbacho en la producción, el campamento de ‘La Familia Addams 2: La Tradición Continúa’ también sabe compartir sus secretos ‘a la española’ gracias a ‘La llamada’ una necesaria oda a los sentimientos, un canto amable homenaje a Whitney Houston, pero sobre todo a la voz de la mujer joven y adolescente ante su camino, en el aquí y ahora, lejos de las violencias de una sociedad patriarcal que debería derrumbarse ante películas tan sinceras como ‘La llamada’, palabra de Leiva también en su pegadiza canción. / © Carlos Gurpegui