Mariano Barroso y el cine






“La vida consiste en ser leal a uno mismo”


—¿Es tu cine un cine abierto, sin fronteras, un cine de pensamiento global?
—A mí me gustaría ser lo más minimalista posible, entonces a partir de ahí quizás pueda ser más global, ¿no? Lo que más me interesa del cine, tanto del que veo como del que me gustaría hacer, es centrarme cada vez más en los personajes y en sus universos, que cuanto más reducidos sean, mejor. Es decir, creo que hay mucha más acción en el movimiento dramático de una pareja encerrada en una habitación que en La Guerra de la Galaxias, con todo el respeto y me encanta, pero para mí la acción es gramática y es interna, y es lo que me interesa, es lo que me conmueve y me hace aprender. Y me encanta el cine espectáculo, pero lo que a mí me gusta del cine es, y quizás cada vez más, es la introspección, la búsqueda hacia dentro.

—El cine como instrumento de descubrimiento, decías antes. William Layton marcó tu forma de rodar. Días antes de morir escribía: “Mi historia no es la de alguien que ha buscado y encontrado respuestas. Mi historia es la de quien, en esa búsqueda, ha encontrado las razones para seguir buscando y buscando”. ¿Es tu cine la necesidad vital de una búsqueda?
—Sí, para mí es una búsqueda. Yo noto que de una película a otra no estoy necesariamente más cerca de lo que querría hacer, y esa es la paradoja que yo vivo al hacer cine: que cada vez tengo la sensación de estar más lejos de lo que me gustaría atrapar, porque seguramente no es atrapable eso que quiero, pero no deja de ser un objetivo. Quiero atrapar algo pero cada vez estoy más lejos, y sigo queriendo atrapar. Entonces, me hace pensar que cada día que pasa es más difícil, y por eso más fascinante dedicarse a esto: porque cada vez es más grande, más amplio y más basto este mundo del cine como lenguaje, como posibilidad de contar historias tanto a nivel de escritura y a nivel dramático, como a nivel visual cada vez. Evoluciona de una manera tan rápida que nos sobrepasa. Entonces, cada vez tengo la sensación de estar más lejos. Lo que pasa es que eso, lejos de deprimirme, me anima mucho.

—¿Cómo ves el cine español dentro de ese entorno y que otros directores o compañeros te despiertan ese mismo interés intelectual, humano?
—Creo que el cine español siempre ha estado hecho de individualidades. Me cuesta mucho ver el cine español como un movimiento global, pues no tiene nada que ver una película como Mar adentro con otra película como Isi Disi, por ejemplo, por decir dos casos. Hay mucha gente que me interesa, como por ejemplo Isabel Coixet, a nivel formal y cómo se plantea sus películas, porque me parece que desafía la gran asignatura del cine español, que es romper las fronteras, es decir, que aquí o eres Almodóvar y rompes completamente o... Ella hace otra cosa que hace un cine pequeño pero consigue abrirse por ahí, por eso me interesa también Jaume Balagueró.
Es como una opción. Vivimos tiempos de globalización, y a mí me interesa la globalización en el sentido del lenguaje, es decir, que el lenguaje sea universal. Por eso me parece que no hay porqué quedarse en un cine localista, pero sí que puedes contar unas historias muy locales haciéndolas universales. Por eso estos dos casos me parecen muy interesantes.




—Confiésanos las películas y los directores favoritos de tu videoteca particular.

—Cualquier Kubrick. Si yo fuera productor y tuviera mucho dinero le diría a Scorsese ‘dirige lo que quieras,’ con la seguridad de que haga lo que haga tienes un clásico. Es lo que pasaba con Kubrick, y lo que pasa con Erice, haga lo que haga. Yo no sé porqué debe resultar caro producir a Erice. El día que el cine español pueda producir una película a Erice con todas sus rarezas y todas sus complejidades, podrá decir que hay una industria. Aunque te guste, aunque no te guste, pero es un clásico. Hasta entonces cada uno estamos ahí haciendo lo que podemos. Esa gente me interesa mucho. Hace poco me estuve empollando los decálogos de Kieslowski, hay unos tostones cojonudos pero hay otras maravillas… Me compré Amanecer de Murnau y con un proyector lo veo y me encanta, Para todos los gustos de Agnès Jaoui me parece una maravilla. Me interesa mucho Lynch, haga lo que haga, aunque sea incongruente, y él lo sabe.

—David Lynch es un gran explorador.
—Sí, mucho. Me interesa mucho cualquier cosa que puede hacer, como fenómeno, al margen de que una película suya me impacte más que otra. Lars Von Trier también, porque lo que más valoro cada vez son los pioneros, la vanguardia, quien se atreve a romper moldes. Le reconozco el mérito a Almodóvar pero valoro mucho más a la Coixet, al margen de que me pueda gustar mucho Hable con ella y menos Mi vida sin mí, pero como cineasta que se abre camino en un mundo como el que vivimos hoy.

—Un mundo de múltiples lenguajes.
—Sí, o Amenábar. Le respeto y me alegro mucho de que tenga tanto éxito con Mar adentro, pero me parece que lo que pueda hacer Balagueró es un reto continuo. Es alguien que está entrando como por la puerta de atrás y abriendo todo un mundo. Luego se me olvidan los grandes como Billy Wilder, Raoul Walsh o Ernst Lubitsch.




“Vivimos tiempos de globalización, y a mí me interesa la globalización en el sentido del lenguaje, es decir, que el lenguaje sea universal. Por eso me parece que no hay porqué quedarse en un cine localista, pero sí que puedes contar unas historias muy locales haciéndolas universales”

“Hormigas… es el retrato, a través de algunos personajes, de una sociedad en descomposición. Por cierto, bastante en paralelo o simétrico a lo que está pasando ahora mismo en Cuba. Pero la película no entra en los aspectos políticos”

“Martín Losada es un tipo que cree el bien es posible, y que la libertad es posible, y que la sinceridad es posible, y que es posible ser legal y lucha por ello. De alguna manera lucha contra el mal”

“La Escuela no deja de ser una metáfora de lo que es Cuba, no deja de ser una isla dentro de otra isla. Como decía siempre García Márquez, ‘el país que más cerca tiene la Escuela de Cine es Cuba’”
“Eso es lo que más me interesa como lenguaje, el usar esa técnica tan poderosa y tan sólida, que creo que está en el imaginario colectivo para contar otro tipo de historias, con otro enfoque”

“Aprendí eso de que el director es, por lo menos, el responsable de la área emocional de la película, y eso es lo que diriges, y la emoción te la dan los actores ayudados por la cámara”

Fragmento entrevista realizada en Madrid, enero de 2005, para la revista Cabiria