Rosalía, foto © Ana Larruy |
Si artistas como Silvia Pérez Cruz, Soleá Morente o Carmen París se han quedado con nosotros por su talento y el nivel de su propuesta, lo mismo sucede con Rosalía, a sus 23 años, postulándose ya como una de las figuras emergentes más prometedoras y serias del flamenco actual, con sus canciones, estampas y estancias, luminosas, chispeantes, como el carbón ardiente y sus cenizas, y esa voz que cicatriza el drama que cuenta y el alma de quien lo oye.
Conocida por sus colaboraciones con el rapero C. Tangana, acaba de publicar con Universal Music su debut, Los Ángeles, fusión de flamenco y vanguardia, con guiños al blues, pero ante todo, un magnífico álbum de paisajes que nos hacen viajar a mil territorios, íntimos y morales, cercanos y lejanos en la paradoja, en la misma onda que importantes creadoras como Jocelyn Pook.
Cuerdas como gotas de agua, lágrimas como en La Hija de Juan Simón, el gran Raül Refree le ha sabido dar los matices perfectos para hacer de su experimentación un arte calculado, libre y sentido. Magnífica guitarra, la honestidad y desnudez de la propuesta le confiere todavía más autoridad. Como subraya lúcida Rosalía en esto de la música y los géneros, "todo está en constante movimiento". Y así es, gracias a ese tono y ese ritmo, gracias a la limpieza de pensamiento, a la modernidad de su propuesta. Sólo así puede niquelar temazos de otra órbita tan preciosos como I See A Darkness —versión de la canción de Will Oldham, 1999—, sin que parezca que haya cambiado de palo.
Esta bocanada de sinceridad se podrá disfrutar este viernes a las 21:30 horas en el Centro Cívico Delicias de Zaragoza, dentro del Ciclo De la Raíz; y este sábado a las 22:30 horas en el Centro Cultural del Matadero de Huesca. A sus adentros. Un megasoplo de aire fresco para estos tiempos tan ridículos. / © Carlos Gurpegui