Emoción y mística a través de la estética total (Soqquadro Italiano con ‘Stabat Mater. Vivaldi Project’)


Dentro de la programación del XXVI Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS), la noche del pasado domingo el Palacio de Congresos de Jaca acogió la rotundidad y belleza del espectáculo ‘Stabat Mater. Vivaldi Project’ a cargo de la compañía Soqquadro Italiano, con una lúcida obra sobre la meditación y la donación —del canto a la danza sin solución de continuidad— que está recorriendo desde hace año y medio los escenarios de todo el mundo.

La mayor virtud de ‘Stabat Mater. Vivaldi Project’ fue transmitir un torbellino de emociones a través de la estética, gracias a una sobria escenografía de luz y color para la vista, más una rotunda y sabia orquesta de seis músicos para los oídos, virtuosos en narrar detalles sonoros, expertos en adelantar sensaciones en el espectador, a partir de melodías donde el protagonismo de instrumentos rotaban, unas veces con el calor y color de Vivaldi refrescado contemporáneo a lo Nicola Piovani, otras con el desasosiego oscuro de la propuesta seca pero siempre cálida de Soqquadro Italiano.

Y entre todo ello, en el cuadro escénico que hace pacto con lo más simple, la figura de Vincenzo Capezzuto, voz y danza, médium de esta Opera Totale que desde el comienzo del espectáculo hipnotiza afectado y sensible al espectador, torbellino de elegancia y clase mundial, para compartir con su mística del gesto nuestras preguntas más hondas, en esta gran dramaturgia bajo la batuta y firma de Claudio Borgianni.

“Antes o después nos tenemos que enfrentar a la espiritualidad”, compartieron horas antes de salir a la escena. La catequesis de ‘Stabat Mater. Vivaldi Project’ respira desde el rojo, azul y dorado el fresco del dolor de Masaccio, transfomándose a veces en homenaje ciego y mudo a lo Magritte, pero en otras, declarando las máximas de la buena nueva: dar la vida por los amigos.

La lección artística que Capezzuto dio en Jaca está a la altura de muy muy pocos. Por eso fue, sin duda, el mejor de los espectáculos que pasó esta edición por el potente y reconocido Festival Internacional en el Camino de Santiago, un Soqquadro en su gran Vía Crucis para la belleza y la reflexión en pleno final de nuestro estío. © Carlos Gurpegui  www.diariodelaltoaragon.com