‘Free Bach 212’, el choque de jarras de La Fura dels Baus


Uno de los platos fuertes de la XXVI Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS) era sin duda el espectáculo ‘Free Bach 212’ de La Fura dels Baus y Divina Mysteria —versión de la Cantata profana 212 de Bach, conocida popularmente como la Cantata de los Campesinos—, que tuvo lugar la noche del pasado domingo en el Palacio de Congresos de Jaca. La apuesta no solo no defraudó, sino que además sedujo y entusiasmó al respetable.

El conocido ‘choque de trenes’ con el que La Fura dels Baus tejió marca en tiempos pasados se transforma en ‘Free Bach 212’ en un ‘choque de jarras’, en un brindis de cervezas, a mayor gloria de la cultura y de los valores puros. Nos encontramos ante una obra oxigenante, optimista, reivindicativa de autores y luchas, a la par que un nuevo enunciado del sabio grupo a favor de la interdisciplinariedad y la singularidad creativa.

La espectacularidad de la Fura ha madurado junto al discurso ideológico, ese que respeta a ciudadanos y ciudadanas libres. Y, de fondo, el debate de la obra profana de Bach y su relación con la escucha contemporánea. Bach como punto de partida para un diálogo con obras populares, cante flamenco y las músicas electrónicas.

La fiesta y homenaje del libreto sustenta y teje el maravilloso espectáculo. Collages de disciplinas, juego y flujo de estilos, interludios y recitativos de arias, su preciosa escenografía polivalente se funde con la cantaora flamenca Mariola Membrives y del bailarín Miguel Ángel Serrano, el ensemble barroco Divina Mysteria, primeras espadas todos en sus respectivos palos. Un fresco de El Bosco enrocado en amable.

Mención destacada merecen también los sonidos y las imágenes ofrecidas por Miki Espuma —codirección, idea y guión junto a David Cid—, en su rol de gran demiurgo, amparando la pantalla con un cuadro de pop postindustrial, pero que a la vez nos evoca a otros grandes como Goya, Warhol o Munch, cerrando el círculo de autorías seculares junto al gran Bach. Y en la escena, armonías surreales como conjugar de forma perfecta al gran Chaplin con Molotov.

Como apunta Miki Espuma, atravesamos “un momento clave de resignificación, sobre todo en la concepción del espectáculo. Las nuevas generaciones de públicos están muy atentas a la frescura de las propuestas, a la vez que demandantes en lo académico y lo técnico”. Resolviendo la ecuación, ‘Free Bach 212’ es una oda a la expresión, toda una fiesta para el arte, los sentidos y también para los corazones. © Carlos Gurpegui  www.diariodelaltoaragon.com