Tengo la esperanza de que Martin Scorsese elija a Jimmy Barnatán para alguna de sus películas. De hecho, podría ser el primito hispano de DiCaprio... Sí, se lo diré. Ya que Joel Schumacher o Wes Craven llegan ya tarde para retratarle como adolescente fou, confío que Scorsese o Van Sant, Sean Penn o Steve Buscemi se aprovechen de las facultades de nuestro JB, un gentelman tan dandy como tremendo, e inmortalicen sus inquietudes en la gran sábana de sueños.
Bueno, como saben, Jimmy es un renacentista artista que actúa, canta, escribe, y más cosas que todavía seguro se guarda en el sombrero, aparte de ser un amigo y, por tanto, un tesoro. En su blog, La Chistera de Memphis —cierto, todo es mágico y simpático, con aire surero—, acaba de construir un maravilloso abecedario —siempre manido, pero aquí se presenta como nuevo— poético, urbano, limpio, por líneas de teclado, en óleo y técnica mixta. De todas, por respeto al compadre, rescato dos, sus iniciales:
J
J, es la letra. La letra de los que me dieron esta letra.
Y contenida en el símbolo, está mi historia.
B
Buenos Aires, 14:57, Plaza San Martín, bajo un frondoso árbol .
Ella se despide con un pudoroso beso en los labios.
Él, volviendo a casa, y después de caminar por la ciudad durante todo el día, piensa en viajar a Europa.
¡Levanta la vista, hermano!
En cualquier sitio hay una gran película.