Festivales, cine y entusiasmo


Encuentro un déficit en gestión del entusiasmo. El trabajo de Ignasi Guardans no tiene reducirse a la mera coordinación, sino que debiera liderar con ánimo y compromiso una nueva manera de hacer política audiovisual. En estos tiempos de crisis, el tono y la actitud adquieren gran relevancia. Guardans debería cuidar más las formas, y cuanto más se junten los agentes, habrá sin duda mejores proyectos.
El ejercicio de la cultura pasa por la identidad y las puertas abiertas de sus certámenes y producciones. Los pequeños y medianos festivales son una seña importante de lo que la ciudadanía sabe hacer: gestionar de abajo a arriba, ser protagonistas y dinamizadores culturales durante unas fechas (a veces, todo el año), estar presentes en el mapa escénico, acoger al público y a los creadores que apuestan por una forma diferente, vital, cercana y comprometida de lo audiovisual, que también tiene su glamour, y mucho.
Así mismo, en plena era digital, el ICAA podría apoyar una gestión de visibilidad de festivales y acceso de obras en la Red, algo con poco coste económico pero de gran rédito sociocultural.
El ProyectAragón, cuya tercera edición hoy finaliza, ha ayudado a detenernos un poco y valorar lo que somos y hacemos. Ha beneficiado, sin duda, nuestro modesto pero a la vez atractivo panorama de festivales.
Los certámenes más humildes son los que mejores maneras tienen en el momento de coordinarse y compartir ideas y producciones. Aragón cuenta con un interesante tejido de producción cultural, especialmente en sus comarcas, algo que no sólo no debiera perderse, sino que tendría que estar amparado por el Gobierno de Aragón y también, por qué no, apoyado de alguna forma por el ICAA, que debería recordar que nuestra región es tierra de importantes cineastas.
La agenda de los festivales aragoneses de cine ya se hace de manera invisible, con respeto y reconocimiento a las otras iniciativas, pero también es cierto que si tuviera más visibilidad e institucionalización, todos ganaríamos en autoestima y apoyo, y el público contemplaría mejor un calendario audiovisual made in Aragón.