'Cuando la mujer es un personaje' (Heraldo de Aragón, 07/03/2010)


Pasan las pasarelas con el cambio de mes. Las lluvias presagian mejor tiempo y el cierzo ladrón se encargará de recordarnos que no sellemos ropero. Si tuviera que elegir las mejores prendas made in, sin duda me quedaría con D-due. Mi chica me convenció con su perenne atino. D-due consigue vestir a las damas del XXI como protagonistas urbanas de un film clásico e hipermoderno. En su fusión de estilos prevalece la originalidad, a la par que el relato y el sosiego. Son hebras de distinción y vanguardia académica.
Con la crisis llega su temporada de colores. Nuevas mangas, otros cuellos, otras alturas. Materiales nobles para altos patronajes. Globos, botonazos y aberturas. Vintage para diseños chic. El estilismo y el detalle como placer. Complementos y motivos varios bajo el signo del romanticismo de las casacas de entreguerras. Glamour frente al look clochard. Placer al abrigo kimono de Mishima. Cortes al biés como en sastrería a medida: Charo Froján. Sus demiurgos gallegos tejen un modelo tras otro, sorprendiendo por su diferencia. Su tienda en A Coruña es su particular santuario de la sobriedad y el buen gusto, que haría las delicias de Tim Burton y David Lynch, donde los objetos como las prendas adquieren vida propia, y donde mi querida y admirada Yvonne Blake —hoy, que son los Oscars— empataría con toda seguridad.
Ahora bien, D-due, con showrooms en Milán y Hamburgo, pero también, sin necesidad de hacer escala, en Zaragoza. Los escaparates de Paloma Herrero —que en primavera abre nueva tienda en Espoz y Mina 28— son los únicos en Aragón con prendas D-due. Mi abuela y mi madre fueron modistas. Mi señora, una fan fatal de las bellas texturas. Pero hay esperanza. Aún es posible que Eva en su Edén ofrezca la manzana vestida de sota de copas, de chica D-due, cuando la mujer es todo un personaje paseando por la metrópoli: la ropa como altavoz del cuerpo, la moda como deconstrucción.